Confusión
¡Qué le corten la cabeza!, bramó la Reina de Corazones. Pero el soldado que custodiaba a Alicia se apiadó de ella y la permitió marchar. Al huir, perdió su zapatito de cristal.
¡Qué le corten la cabeza!, bramó la Reina de Corazones. Pero el soldado que custodiaba a Alicia se apiadó de ella y la permitió marchar. Al huir, perdió su zapatito de cristal.