El negro
Llamé a la puerta y me abrió un viejo en pijama. ¿Don Elisendo Fuentecilla, por favor? Soy yo. Era él. El escritor era él. Soy su nuevo secretario. Me enseñó cuál iba a ser nuestro lugar de trabajo, es decir, mi lugar de trabajo, porque pronto comprendí por sus palabras que el que iba a […]