Reseña: Pyongyang , de Guy Delisle

Segunda reseñita, de la mano de Iván Alonso. En este caso nos da sus impresiones sobre ‘Pyongyang’, una novela corta sobre Corea del Norte, del canadiense Guy Delisle; publicada por Astiberri, una interesante editorial vizcaína.

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pyongyang

La oscuridad de las calles al caer la noche, el constante marcaje sobre los extranjeros que trabajan en el país y una propaganda política omnipresente marcan la estancia del historietista Guy Delisle en la capital de Corea del norte, Pyongyang, el país más hermético del mundo y meca de muchas de las paradojas que acompañan a la única dinastía comunista conocida.

Con ‘1984’ de George Orwell bajo el brazo, Delisle retrata las frustraciones de una vida robótica y monótona donde resulta imposible elegir incluso un simple restaurante para cenar –solo hay tres-, y donde toda intención de dar un sencillo paseo se vuelve una odisea de esquinazos a guías-traductores de pasado militar dedicados más bien a censurar lo que los extranjeros pueden y no pueden hacer –¡prohibidas las fotografías!- en la megalómana ciudad fantasma.

“No hay gente callejeando, no hay paseantes ni viejos conversando”, apunta Delisle en un primer contacto con este paisaje aséptico, funcional, en el que hay incluso altavoces que vomitan consignas. ¿Y las personas que viven en ella? Igualmente le parecen a su autor máquinas impersonales que le transportan de mausoleo a mausoleo, al parecer imbuidos de las mismas creencias que repiten los únicos medios oficiales admitidos e incluso las frases de propaganda que aparecen grabadas en las paredes de las montañas.

Tratar de provocar la disidencia, agujerear el discurso oficial del poder y mostrar a sus súbditos contradicciones es el objetivo del animado Delisle, que solo quiere tomarse unas copas, conocer gente, andar por las calles como un hombre libre. Algo que en la tierra del ‘Querido líder’ solo es una lejana utopía. ‘Pyongyang’ es un excelente cómic sobre la locura del dirigismo y las penalidades que sufre un pueblo cuyo trabajo es recompensando con sacos de arroz para matar el hambre.

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