El día que Laura cumplía diecisiete años se despertó con una decisión tomada: a su edad ya no era posible, ni adecuado, que siguiera teniendo un amigo imaginario. A partir de aquellos instantes Vladimir se convirtió en su amante imaginario.
El día que Laura cumplía diecisiete años se despertó con una decisión tomada: a su edad ya no era posible, ni adecuado, que siguiera teniendo un amigo imaginario. A partir de aquellos instantes Vladimir se convirtió en su amante imaginario.